Anna y Abel confiaron en mi para retratar el embarazo de la pequeña Nara. En su casa ya se respiraba el cariño con el que se espera el nacimiento de un hijo, la emoción de los meses previos, la ilusión al comprar su habitación, su ropita, sus accesorios. Desde el principio tuvimos ese «feeling» tan especial que se crea entre fotógrafo y pareja, y el amor que se tienen hizo el resto.
Gracias por dejarme formar parte de vuestro patrimonio familiar.